“Yo, Don Alfonso, por la gracia de Dios rey de Castilla y de León, ordeno el arresto de todos los caballeros de la orden que lleva mi nombre. Haciendo llegar esta carta a los culpables, se les hace saber que quedan arrestados por los siguientes cargos:
· Apropiación del oro de la corona. · Engaño y fraude. · Alta traición al rey.
Por consecuencia, y por los poderes que me concede mi cargo, exijo que los acusados sean encerrados en las mazmorras de mi castillo y condenados a muerte. Que Dios los tenga en su gloria.”